La ansiedad es un estado emocional normal que aparece cuando nos sentimos amenazados. La diferencia entre el miedo y la ansiedad es que el miedo aparece ante un peligro bien definido, por ejemplo: un coche que se nos echa encima. Sin embargo, la ansiedad se produce como consecuencia de una amenaza futura, tomando el mismo ejemplo: si cruzo la calle me atropellarán. Es decir, la persona considera que algo terrible puede pasar o está a punto de pasar, que existe una amenaza que puede causarle un daño físico o emocional.

La ansiedad también puede aparecer cuando nos enfrentamos a una tarea exigente, por ejemplo: un examen o una reunión importante de trabajo. Nos ponemos tensos y pueden aparecen molestias físicas como sudoración, sequedad de boca y bloqueo. A menudo esta ansiedad nos acompaña unos días antes de la situación concreta porque ya la estamos anticipando. En este caso la ansiedad nos activa para prepararnos a afrontar la situación con éxito. Si los síntomas son muy intensos puede dificultarnos afrontar bien la situación.

¿Qué función tiene la ansiedad?

Cuando la amenaza es real la ansiedad tiene una función adaptativa que es avisarnos de un peligro y ponernos en alerta para protegernos. Nos permite reaccionar de alguna manera, o evitando la situación o afrontándola. Debido a esta función de ponernos en alerta sus síntomas generan un fuerte malestar, de este modo es difícil pasarla por alto. Sin embargo, a menudo debido a nuestras responsabilidades del día a día, exigencias, bloqueos emocionales y/o situaciones dolorosas no le prestamos suficiente atención. De este modo, conseguimos que siga apareciendo con más intensidad, anticipándola cada vez con más tiempo y generalizándola a otras situaciones donde seguramente ya no hay un peligro real. Entonces la ansiedad ya no es adaptativa y se convierte en un trastorno de ansiedad.

¿Cuáles son los principales síntomas de la ansiedad?

A nivel psicológico:

Temor, inseguridad, dificultad para decidir, pensamientos negativos sobre uno mimo, pensamientos negativos sobre nuestra actuación ante los otros, temor a la pérdida de control, dificultades para pensar, concentrarse, atención y memoria.

A nivel físico:

Sudoración, tensión muscular, palpitaciones, taquicardia, temblor, molestias en el estómago, otras molestias gástricas, dificultades respiratorias, sequedad de boca, dificultades para tragar, dolores de cabeza, mareo, náuseas, molestias en el estómago, tiritar, etc.

A nivel motor/conducta:

Evitación de situaciones temidas, fumar, comer o beber en exceso, intranquilidad motora (movimientos repetitivos, rascarse, tocarse, etc.), ir de un lado para otro sin una finalidad concreta, tartamudear, llorar, quedarse paralizado, etc.

¿Qué podemos hacer para reducir la ansiedad?

Estamos en una sociedad donde se abusa de la medicación en estos casos. Las personas queremos soluciones rápidas e inmediatas cuando nos sentimos mal y sufrimos molestias y/o sintomatología física y psicológica. La terapia psicológica supone más esfuerzo porque de lo que se trata es de aprender a cambiar hábitos, a pensar de una manera más racional, a gestionar emociones, etc, y este trabajo necesita más tiempo para minimizar esta sintomatología.

Para afrontar la ansiedad es necesario:

  • Identificar la situación que nos genera ansiedad.
  • Tomar consciencia de los pensamientos negativos o alarmantes.
  • Trabajar para cambiar los pensamientos.
  • Adquirir estrategias diferentes para afrontar estas situaciones.
  • Centrarnos en aquellas cosas en las que si podemos hacer algo nosotros (la incertidumbre genera inseguridad y ansiedad).
  • Ejercicios de respiración y relajación.
  • Cambiar hábitos y/o estilo de vida: planificar el día diferente, tiempo para nosotros, bajar el nivel de exigencia y actividades físicas.
  • Compromiso con uno mismo para mejorar. No ser duros con nosotros mismos, tratarnos bien. Ayuda a la autoconfianza.
  • Gestionar las emociones, cuando aparece la ansiedad, mantener la calma, los síntomas son molestos pero no van a poner en riesgo nuestra vida.

Se puede aprender a controlar y gestionar bien la ansiedad. En caso de que veas que tú mismo no puedes, pide ayuda a un profesional, psicólogo/a especializado, para poder incorporar los cambios que te ayuden a conseguir una mejor calidad de vida y mayor satisfacción contigo mismo.

Si tienes alguna duda y quieres hacer una consulta, puedes hacerlo enviando un mail a info@beatrizcanales.com

 

Beatriz Canales

Psicóloga Clínica y de la Salud. Col. 14938

www.beatrizcanales.com