Cuando las emociones llaman a nuestra puerta no siempre son bien recibidas. En ocasiones su visita resulta incómoda, nos sorprenden en momentos o en lugares inapropiados, o estamos demasiado ocupados para prestarles atención. Otras veces preferimos no abrir, encerrarnos bajo llave, porque su presencia nos asusta o desagrada. Pero aunque las emociones parecen venir […]